lunes, 25 de noviembre de 2013

Escribir es cosa de soñador

Escribir un poco para reír y llorar por dentro, para volar, soñar pero también tirar castillos construidos en el aire; para evocar y compartir una melodía imaginaria, sentir que soy libre con este lenguaje propio cuando lo que se quiere decir no puede verbalizarse.

Escribir como acto de rebeldía, como indicio que uno pierde todos los días de su propia existencia; como transformación, alimento, vicio, conexión con el mundo, ventana hacia la introspección, apertura de sensaciones que piden salir a jugar. Escribir afiebrada, movilizada, erotizada, triste, solitaria, con felicidad, con lluvia, con esperanzas...
Escribir es un acto transformador, cuando deposito estas líneas hay una especie de reinvención constante, de salir de uno mismo para comulgar con algo superior y tan grande que sólo puede asirse con palabras.
Escribir es cosa de soñadores...

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