se parte, se abre, se remueve la cáscara y se coloca en la
entrepierna, y se lame, se empuja con la lengua, se saborea
y se retira la pulpa de la pepita a mordisquitos, pedazo a
pedacito, y se presiona contra las paredes de piel abultadas,
Gustav Klimt |
promete con los ojos cerrados acariciarte el alma, venir a
redimir lo ya vivido, llegar a sanarte, a colocarte curitas,
decirte pegadita a los labios mordidos que “eres mi todo”,
y prometer las mejores noches, los mejores días, y te juegan
con los rollitos de cabello a medio crecer y te muerden la
espalda, y te marcan de jiquis los pechos, y te estampan un
cardenal en el cuello porque su mano se ha cerrado sobre
la nuca, y te susurran el nombre, ése nombre mientras te
bailan las caderas, y te danza la pelvis o se te derraman los
jugos por todas las hendijas, y se acaba la masa, escasea la
médula frutosa, te juran clavarte así, clavarte así, así
siempre y te taladran el labio inferior mientras uno, dos,
tres dedos abren tus cuencas, todas ellas, y se entremezclan
todos los sabores agrios, más agrios, dulces, empalagosos, y
esta mujer se estira y se ladea, juega a embestirte y se viene,
entonces, sólo entonces se ha probado verdaderamente el
tamarindo".
Yolanda Rivera Castillo