miércoles, 10 de abril de 2013

Veía cómo esas manos planeaban en el aire, inventaba sugerencias y poses insinuadas sólo con sus gestos. Mientras ella hablaba, le desabotonaba la camisa y le bajaba las tiras del corpiño; le acomodaba el pelo y después la acomodaba en su falda. Subía de a poco su pollera y coqueteaba con sus muslos, la levantaba y ella seguía explicando el cronograma de trabajo para el próximo trimestre con su mirada penetrante y su boca de fresa que modulaba ca-da-pa-la-bra.


Se colgó de sus pechos, sintiendo cómo retumbaban sus frases y se le aceleraba el pulso, mordisqueó succionando los pezones suave y detenidamente. La tomó de las caderas y le soltó el pelo mientras ella no dejaba de mover sus manos señalando el mapa, él le corrió la bombacha sentándola sobre sus dedos; palpándola al mismo tiempo que lamía su cuello...

La sentía como una muñeca parlante que sólo reaccionaba ante sus caricias con parpadeos y se corría el pelo de la cara. De pronto, contacto visual. La mirada desde la punta del auditorio hacia su silla ubicada en el centro de la oficina lo devuelve a la realidad.

-Este sector es de vital importancia para la introducción de la nueva línea de productos en el segmento ABC1. González, ¿está prestando atención?

-Sí Lucía, la sigo atentamente. Lo único que no entendí fue el último punto de la distribución hacia la zona periférica.

Lucía resopló disimuladamente, tomó aire y reanudó la exposición.

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